Microempresas Colombianas en 2024: retos y reflexiones

Las empresas Japonesas que, dada su cultura de satisfacción excesiva, los lleva al deseo de cubrir cualquier necesidad que el cliente expresa, resultando finalmente en una pérdida de valor, y por lo tanto de rentabilidad. Todo esto sin mencionar que el cliente rápidamente pierde el interés, ya que los clientes por naturaleza son infieles (a la empresa/marca).  


Las microempresas Colombianas debe tener claro su core, su núcleo generador de valor, deben tener claro qué es eso que entregan y a lo que no están dispuestas a renunciar porque creen fielmente que así como ellas, alguien más lo cree, y por lo tanto tendrán los consumidores que realmente quiere tener, así como las recompras, recomendaciones y rentabilidades deseadas. 

En 2024 las microempresas vienen enfrentándose a un entorno complejo y cambiante, que requerirá de una mayor creatividad y cooperación. Estas, deberán buscar estrategias para reducir sus costos, mejorar su productividad, diferenciar sus productos y servicios, acceder a nuevos mercados y fuentes de financiación, al igual que fortalecer sus redes y alianzas. 

Igualmente, tendrán que estar atentas a las normas y políticas que se definan en el ámbito laboral, tributario y sectorial, y participar activamente en su discusión y formulación. Por un lado, las reformas propuestas por el Gobierno, como la Ley de Emprendimiento, la Ley de Financiamiento de las Mipymes y la Ley de Formalización, podrían brindar oportunidades para que las microempresas crezcan y se desarrollen; mientras que, por el otro, la reforma laboral que quiere impulsar el Gobierno conlleva varios aspectos que podrían afectar negativamente a las microempresas. Por eso es importante hacerle seguimiento a estos planes y adaptar la empresa a las nuevas realidades que se desprendan.

Otro desafío importante será la continua integración de la tecnología digital en los negocios para la eficiencia operativa y el acceso a nuevos mercados, para ello, los microempresarios deberán superar las barreras del acceso y uso del conocimiento, la financiación y la infraestructura tecnológica.

Finalmente, otra oportunidad está en el aprovechamiento de las tendencias de consumo para la creación de estrategias, diseño de productos y destacar en el mercado, relacionadas con la sostenibilidad, el autocuidado, la adquisición de servicios y productos personalizados, entre otros. Todo esto puede ayudar a la microempresa a diferenciarse de sus competidores, tener un valor agregado que le permita sobresalir frente a la competencia y ganar participación en el mercado.

Pero lo más allá de lo anterior, para nosotros en Quentas, lo más importante es entender realmente en qué negocio estamos, es decir, en qué negocio competimos, y en qué negocio no competimos. Muchas veces como emprendedores buscamos tener las soluciones a todos los problemas y necesidades de nuestros clientes, desviando los esfuerzos que desde el core o núcleo del negocio deberíamos hacer para asegurar la rentabilidad del negocio y la verdadera generación de valor, sin embargo, esta dispersión de enfoque nos lleva a navegar segmentos inciertos, porque vivimos con el falso insight que el “cliente siempre tiene la razón”, pero recordemos que el cliente nunca sabe lo que quiere realmente. 

Para reforzar esta idea, citemos el clásico paper de Porter What Is Strategy? en donde menciona el ejemplo de las empresas Japonesas que, dada su cultura de satisfacción excesiva, los lleva al deseo de cubrir cualquier necesidad que el cliente expresa, resultando finalmente en una pérdida de valor, y por lo tanto de rentabilidad. Todo esto sin mencionar que el cliente rápidamente pierde el interés, ya que los clientes por naturaleza son infieles (a la empresa/marca).  

Un ejemplo clásico de este desenfoque es el restaurante vegetariano que de repente empieza a recibir personas preguntando por platos con carne y terminan por incluirlo en el menú solo para no perder las ventas. Al final de esto lo que se habrá perdido realmente será la coherencia. 

Para concluir, las microempresas Colombianas debe tener claro su core, su núcleo generador de valor, deben tener claro qué es eso que entregan y a lo que no están dispuestas a renunciar porque creen fielmente que así como ellas, alguien más lo cree, y por lo tanto tendrán los consumidores que realmente quiere tener, así como las recompras, recomendaciones y rentabilidades deseadas. 

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